Esta enfermedad no tiene causas concretas, conocidas e identificables, se puede presentar en casi cualquier persona que se encuentre entre los 30 y 50 años, sin antecedentes de enfermedades destacables; incluso, los pacientes con está condición no tienen calcificaciones en otras articulaciones, en algunos casos se presenta en ambos hombros pero afecta principalmente al brazo dominante. En algunos casos se ha logrado establecer una conexión entre los trastornos de la glándula tiroides, la sobrecarga del manguito rotador y esta enfermedad.
La actividad y estilo de vida del paciente tampoco se encuentran relacionadas con los cristales de calcio que se depositan en el hombro, por lo que se manifiesta de un momento a otro, debido a las etapas en las que se desarrolla. La primera es la fase Precalcificada, la segunda es la fase de calcificación, y la última fase es la Resorción, es aquí cuando se presentan brotes de dolor agudo que pueden llegar a incapacitar al paciente.
Aunque las crisis son bastante dolorosas, esta enfermedad no requiere intervención quirúrgica en la mayoría de los casos. Por lo general, las calcificaciones de hombro terminan por ser reabsorbidas y desaparecen con el tiempo. El tratamiento recomendado depende de los síntomas que presente el paciente, si no existe dolor alguno, muchas veces es mejor optar por no tratar y esperar la reabsorción. En los casos más habituales, el dolor agudo se maneja con analgésicos, frío local por 10 a 15 minutos cuatro o cinco veces al día hasta que el dolor ceda y terapia física. En los casos más extremos, se opta por una infiltración del hombro. Una vez el dolor desaparezca, el tratamiento termina hasta su reapareción.
El éxito del manejo médico de esta enfermedad es del 72 al 75%. En ocasiones, cuando no se ven los resultados esperados, se indica el manejo de ondas de choque de alta energía, las cuales estimulan la reabsorción, mejoran la función del hombre y las escalas de dolor.
Esta enfermedad, en algunos pacientes, puede no presentar mejoras a pesar de la fisioterapia y demás tratamientos, volviéndose así crónica, con dolores tolerables pero constantes. Es únicamente en estos casos cuando se considera la intervención quirúrgica artroscópica con el fin de vaciar todo el calcio que se ha depositado en los tendones.
Aunque casi siempre los brotes pueden ser aliviados y finalmente desaparecen, no es indicio que esto no pueda volver a suceder. La Tendinitis Calcificante puede volver a presentarse sin tener forma de determinar con certeza cuándo volverá a ocurrir, pueden ser meses o años.
Lo más importante frente a esta enfermedad es la paciencia con la que se debe asumir el tratamiento y la recuperación, ya que no es un proceso rápido y requiere mucha constancia por parte del paciente en las terapias o cualquier indicación que dé el medico tratante.